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Kenia ha sido escenario de intensos disturbios en los últimos días, con miles de manifestantes expresando su descontento en diversas ciudades del país. El origen de las protestas está vinculado a una serie de controversias políticas y económicas que han avivado la insatisfacción popular.
En respuesta a la creciente agitación, el presidente ha emitido un severo comunicado calificando a los manifestantes de ‘traicioneros’ y advirtiendo sobre una nueva ofensiva para restaurar el orden. La intensificación de las medidas de seguridad ha llevado a una mayor presencia policial y militar en las zonas conflictivas.
Observadores internacionales y organizaciones de derechos humanos han manifestado su preocupación por la escalada de violencia y el impacto de la represión en la población civil. Mientras tanto, los líderes opositores critican lo que consideran una respuesta desproporcionada del gobierno y llaman al diálogo para resolver las tensiones subyacentes.