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(CNN) — En lo alto de una colina en la isla italiana de Sicilia, Agrigento representa un refugio cultural para los turistas. Bajo sus famosas estructuras y las reliquias del Valle de los Templos yace un antiguo sistema de acueductos que aún hoy conserva agua. Sin embargo, estos sistemas, incluidos los construidos en tiempos recientes, se están agotando, forzando a pequeños hoteles y alojamientos en la ciudad y en la costa a rechazar turistas por la falta de agua necesaria para su estadía.
Desde febrero, Sicilia ha implementado restricciones de agua mientras la región enfrenta una feroz sequía. La infraestructura envejecida complica aún más la situación, afectando tanto al turismo como a la agricultura, dos sectores vitales para la economía local. Más de un millón de personas en 93 comunidades están bajo racionamiento estricto, con cortes de agua programados y restricciones severas en el consumo.
Los propietarios de alojamientos, como Giovanni López del B&B Le Cinque Novelle, luchan por adaptarse. “Los huéspedes desean garantías antes de venir, pero no podemos ofrecerlas”, comentó López. La crisis del agua no solo perjudica al turismo sino a la economía en general, aumentando las demandas de subsidios del gobierno regional a Roma para importar agua del continente, aunque aún no hay un plan concreto.
La sequía también afecta gravemente a los agricultores locales, quienes enfrentan decisiones difíciles sobre el futuro de sus rebaños y cultivos. Con embalses y reservas de agua disminuyendo rápidamente, la falta de previsión e iniciativas de largo plazo agravará aún más la situación en los próximos meses, poniendo en riesgo tanto el turismo como la agricultura en Sicilia.