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Las fuerzas israelíes han llevado a cabo operaciones militares en Yemen como parte de sus esfuerzos por combatir a milicianos en la región. Estos ataques se suman a una serie de bombardeos dirigidos contra posiciones de Hezbollah en el Líbano.

Según fuentes oficiales, los objetivos en Yemen incluían infraestructuras utilizadas por grupos militantes para planificar y ejecutar ataques contra intereses israelíes. La operación es vista como una ampliación de las acciones militares de Israel en la región.

Simultáneamente, los bombardeos en el Líbano se concentran en bases de Hezbollah, una organización considerada terrorista por Israel. Estos actos han incrementado las tensiones en una región ya de por sí volátil, llevando a la comunidad internacional a llamar a la moderación y al diálogo.