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El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris confiaban en que la violencia en curso en Medio Oriente se mantuviera como un asunto menor en las últimas semanas de la carrera presidencial. Sin embargo, las recientes ofensivas militares israelíes están haciendo que esto sea prácticamente imposible.
Funcionarios estadounidenses y asistentes de campaña expresan su preocupación, ya que la escalada de tensiones en la región amenaza con desviar la atención de otros temas clave de la campaña electoral.
Este incremento en el conflicto internacional genera un desafío adicional para la administración actual, que esperaba evitar distracciones extranjeras significativas en la etapa final del proceso electoral.