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La palabra “Decepcionante” resuena en el entorno económico de Chile tras el reciente informe del Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de septiembre, emitido por el Banco Central. Este informe reveló un crecimiento nulo, una expansión del 0% en comparación con el mismo mes en 2023, alimentando el pesimismo tanto entre analistas como en el gobierno, que ya ha descartado cumplir con la meta de crecimiento del 2,6% planeada para este año, como lo señaló el ministro de Hacienda, Mario Marcel.
Las expectativas de crecimiento para septiembre rondaban entre el 1% y el 1,2%, pero la cifra real estuvo lejos de estos pronósticos. La serie desestacionalizada del Imacec cayó un 0,8% respecto al mes anterior, afectada principalmente por la debilidad en la minería y la industria, además de cifras poco alentadoras en comercio y servicios. En consecuencia, las estimaciones de crecimiento del mercado han sido ajustadas a la baja. El banco Goldman Sachs calificó el resultado como “sin duda débil”, subrayando los riesgos a la baja para su proyección de 2,4% para 2024 debido a los descensos en minería y actividad no minera.
Diversos analistas han revisado sus pronósticos. Ignacio Muñoz de Clapes UC advierte que alcanzar el crecimiento anual de 2,6% parece cada vez más difícil sin un crecimiento trimestral significativo. Andrés Pérez, economista jefe del Itaú, prevé un modesto crecimiento del PIB del 2,1% para 2024, considerando el actual nivel de actividad. En línea con estos ajustes, Sergio Lehmann del BCI y Nicolás García de Coopeuch también han afinado sus proyecciones hacia un rango de crecimiento de alrededor del 2,3% al 2,5% para el presente año, si bien destacan algunos factores que podrían impulsar una recuperación en el último trimestre.
Analistas como José Manuel Peña de Fintual sugieren que el Imacec continúa con una tendencia decepcionante, reflejando la persistente debilidad en sectores fundamentales como minería e industria. Peña también indica que esta situación económica validaría una posición flexible en la política monetaria, a pesar de las preocupaciones inflacionarias. Mientras algunos expertos ven factible cerrar el año con un crecimiento del 2,5%, las expectativas más optimistas, como alcanzar un 2,75%, parecen poco probables dadas las circunstancias.