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En el escenario principal del auditorio de la ANFP, Ricardo Gareca se prepara para una conferencia crucial. El lunes marca el preludio a un enfrentamiento decisivo entre La Roja y Venezuela que tendrá lugar en el Estadio Nacional. Las palabras de Gareca revelan una mezcla de ansiedad, preocupación y un cierto grado de frustración, capturando el estado de un técnico que, hasta ahora, no ha logrado encontrar el rumbo con la selección en las Eliminatorias.
El técnico enfrenta una dura presión en esta última fecha doble de las Eliminatorias 2024. Tras los resultados insatisfactorios frente a Brasil y Colombia el mes anterior, una conversación telefónica con Pablo Milad estableció una meta concreta para Gareca: alcanzar al menos cuatro de los seis puntos en juego contra Perú y Venezuela. Este ultimátum dejó al Tigre Gareca sin margen de error, con Chile ocupando el noveno puesto y aspirando al repechaje mundialista.
A lo largo de la semana, las tensiones se acumularon. Durante las interacciones con los medios, Gareca no ocultó su malestar ante las preguntas sobre su futuro si no lograba los resultados esperados. Sin embargo, los goles de Gabriel Suazo y Lucas Cepeda en el partido le ofrecieron un momento de respiro tanto al técnico como a la directiva. La demostración de solidaridad desde las gradas y el compromiso manifestado por la dirigencia, incluyendo la vuelta de Arturo Vidal, reforzaron un nuevo enfoque hacia el futuro de La Roja.