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Caldos, guisos, sopas y curris son considerados sanadores en diversas culturas alrededor del mundo. “Que tu alimento sea tu medicina”, comentaba Hipócrates, el médico griego, en el siglo IV a.C. La ciencia moderna respaldaría estas tradiciones, sugiriendo que una dieta saludable podría fortalecer el cuerpo.
Un estudio reciente, divulgado en la revista Nutrition Research, sugiere que adoptar una dieta sana puede reducir el dolor crónico. Esta investigación analizó las relaciones entre la grasa corporal, la dieta y el dolor. Según Sue Ward, de la Universidad de Australia del Sur, un mayor consumo de alimentos básicos como verduras, frutas, granos, carnes magras, lácteos y sus alternativas, se asoció con menos dolor, independientemente del peso corporal.
A pesar de ciertas críticas hacia el estudio por parte de Paul Durham, experto en dolor y biología, quien lo considera más una investigación piloto debido a su metodología, existe un consenso sobre la influencia de la dieta en el dolor crónico y las migrañas. Durham argumenta que el estilo de vida moderno, que suele incluir dietas de baja calidad, está desbalanceando nuestros cuerpos.
Los investigadores apenas comienzan a explorar los vínculos entre la nutrición y el dolor, y aunque se han encontrado resultados prometedores, como la reducción del dolor con suplementos dietéticos que contienen polifenoles, no se espera que reemplacen a los analgésicos farmacéuticos. La importancia de una dieta equilibrada, junto con buenos hábitos de sueño y ejercicio, sigue destacándose como fundamental para un cuerpo sano.