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La última ocasión en que Sony tenía un valor bursátil similar fue durante la presidencia de Bill Clinton en Estados Unidos y cuando la PlayStation 2 se preparaba para su lanzamiento en tiendas estadounidenses. Tras enfrentarse a décadas de desafíos, la empresa, conocida por su icónica creación del Walkman y la PlayStation, busca reinventarse pasando de ser un gigante de la electrónica de consumo a un jugador clave en el contenido y entretenimiento original. Esta transformación está empezando a dar frutos, reflejándose en el valor de sus acciones en Japón, que alcanzaron su máximo histórico desde marzo de 2000.
Como parte de su renovada estrategia, Sony ha hecho inversiones significativas en contenido, incluyendo la adquisición de Crunchyroll en 2021 y de Bungie en 2022. El gigante japonés está fortaleciendo la sinergia entre sus subsidiarias, como Sony Pictures y Sony Music, para desarrollar contenido original, lo que se evidenció con el éxito de “The Last of Us” en los premios Emmy. Este enfoque ha permitido que el negocio de entretenimiento de Sony represente ahora el 60% de sus ingresos totales, contrastando con el 30% de hace una década.
A pesar de mantenerse en el mundo de la electrónica, Sony está desdibujando su perfil tradicional para enfocarse en áreas más rentables. La continuidad de su legado en el sector de videojuegos y entretenimiento está marcada por la exploración hacia nuevos mercados y la búsqueda de innovadoras formas de conectar con el público. La evolución de Sony, que también está incursionando en la adaptación de videojuegos exitosos al cine y televisión, subraya su capacidad para transformarse y prevalecer en un mercado competitivo. Su reciente desempeño en el mercado accionario, superando a gigantes como Disney y Netflix, refleja la confianza de los inversores en esta nueva dirección estratégica.