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Al caer la noche, Londres se transforma en un escenario de caos y devastación mientras las bombas caen implacablemente. La población civil busca refugio en el Tube, el sistema de metro de la capital británica, o en refugios antiaéreos, intentando conciliar el sueño en medio del estruendo. Desde el 10 de julio hasta el 31 de octubre de 1940, la blitz, denominada “relámpago” en alemán, formó parte del plan del Tercer Reich bajo el liderazgo de Adolf Hitler para someter a los británicos en su propio terreno, lanzando 30 mil bombas sobre el corazón del imperio y otras ciudades.
A los 65 años, Winston Churchill observaba cada noche desde la azotea de sus oficinas como primer ministro, atestiguando la destrucción que asolaba a la ciudad. Contrario al disfrute que Nerón encontraba en la caída de Roma, Churchill meditaba en medio del caos sobre cómo revertir lo que parecía una derrota inevitable. Aislada y enfrentando solitariamente el avance nazi, Gran Bretaña era el último bastión opositor a la dictadura nacionalsocialista en Europa.
Churchill hizo frecuentes escritos y discursos públicos donde transmitía el sufrimiento y la resiliencia de Londres ante tanta adversidad. Estos documentos continúan resonando hoy, como se presenta en la reciente producción de Netflix, “Churchill at War”. Bajo la dirección de Malcolm Venville, este documental utiliza tecnología avanzada para revivir la voz de Churchill, explorando tanto su contribución histórica como las controversias de su legado, mientras la crítica se debate entre sus aciertos y los cuestionables aspectos de su liderazgo.