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El 23 de febrero de 2025, Alemania celebrará elecciones federales anticipadas. Para el multimillonario tecnológico y asociado de Trump, Elon Musk, el vencedor de estos comicios debería ser claro: la Alternativa para Alemania (AfD), un partido parcialmente clasificado como extremista de derecha por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Alemania. Musk expresó en X, la plataforma de redes sociales anteriormente llamada Twitter, que solo la AfD puede salvar a Alemania, e incluso ha ofrecido al líder de la AfD, Alice Weidel, una conversación conjunta en X, que él posee.
En las redes sociales alemanas, la AfD se percibe como el partido más ágil, especialmente en TikTok, donde sus videos son vistos por cientos de miles de personas. Los algoritmos de las plataformas de redes sociales determinan lo que vemos, priorizando el contenido de figuras conocidas o aquel que muchos usuarios han comentado o dado “me gusta”. Esto podría llevar a una perspectiva unilateral, conocida como “burbuja de filtro”, que refuerce valores y creencias ya formadas.
Sin embargo, Judith Möller, profesora de investigación en comunicación en el Instituto Leibniz de Investigación de Medios, sostiene que los medios de comunicación de todo tipo tienen un impacto muy limitado en las decisiones electorales. La decisión de votar depende de múltiples factores. Aun así, las redes sociales permiten que nuevos movimientos y partidos sean rápidamente visibles aunque en su mayoría solo alcanzan a sus propios simpatizantes. Según Möller, no es común convencer a alguien de algo nuevo a través de redes sociales.
La gestión de la desinformación se perfila como un problema creciente. Meta anunció que dejará de verificar profesionalmente los hechos en sus plataformas, lo que podría aumentar las noticias falsas en Facebook e Instagram. Nicole Krämer, experta en Psicología Social, Medios y Comunicación, señala que aunque muchos buscan información creíble para cuestiones importantes, cuando la desinformación coincide con ideas previas, es más fácil que se crea. Además, señala que la repetición de información falsa puede conducir a que esta se asiente en la memoria.
Desde una perspectiva científica, sería un error asumir que las redes sociales no influyen en las elecciones, afirma Andreas Jungherr, profesor de ciencias políticas y transformación digital. Sin embargo, es fundamental examinar cómo se desarrolla la campaña, especialmente si se sospecha de influencia extranjera. Según Jungherr, las redes sociales pueden ser una prueba de estrés para la democracia, visibilizando líneas de falla entre distintas posiciones en la sociedad, pero sin reflejarlas con precisión. Si una sociedad evita abordar y contextualizar estos temas, la democracia podría perder una oportunidad crucial.