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Jorge Sagredo Pizarro y Carlos Topp Collins, ex carabineros, fueron ejecutados en la cárcel de Quillota el 29 de enero de 1985. Ambos estaban marcados con círculos rojos en el pecho, frente a 16 fusileros armados con UZIs y rodeados por periodistas, incluyendo a Carlos Cisternas Tapia, quien ya había sido testigo de otros fusilamientos. A pesar de la brutalidad de los crímenes cometidos, el momento era tenso; Collins pareció perder el conocimiento, mientras Sagredo se mantuvo firme. Estos acontecimientos fueron el último caso de fusilamiento en Chile, antes de la abolición de la pena de muerte en 2001.

Los delitos de Sagredo y Collins, conocidos como los “psicópatas de Viña del Mar”, dejaron una marca imborrable en Chile. Entre 1980 y 1982, asesinaron a 10 personas y violaron a 4 mujeres. Atacaron a parejas en áreas remotas de Viña del Mar, manteniéndose en el anonimato durante mucho tiempo bajo el uniforme de Carabineros. La ola de crímenes comenzó con el asesinato del profesor Enrique Fajardo en 1980 y continuó con otros actos violentos, como los cometidos contra el médico Alfredo Sánchez y la enfermera Luisa Bohle Basso.

La investigación que llevó a su captura tuvo un giro inesperado cuando el cabo Juan Quijada, compañero de los asesinos, comenzó a sospechar de ellos. Quijada notó similitudes en las descripciones de los testigos con Sagredo y, tras confrontarlo, recibió una confesión completa. Aunque las autoridades inicialmente ignoraron sus denuncias y culparon a terceros, finalmente se arrestó a Sagredo y Collins, quienes fueron juzgados y sentenciados por la Corte Suprema. Su historia ha inspirado diversas obras, incluido un documental galardonado y una serie de televisión, manteniendo vivo el recuerdo de uno de los episodios más oscuros del país.