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En plena década de los 60, mientras la euforia de los Beatles contagiaba al mundo entero y Elvis Presley buscaba reinventarse en Hollywood, Leonard Cohen representaba todo un veterano del ámbito artístico. Con una edad que sobrepasaba a la de los icónicos músicos de Liverpool, el compositor canadiense exploraba la escena musical sin mayores pretensiones de popularidad en ese entonces.

Cohen, quien creció en un ambiente rico en influencias musicales, desde joven se sintió atraído por la música folclórica de inclinaciones izquierdistas y las melodías del country, para luego sucumbir ante el auge del blues. Admirador de figuras como Ray Charles, Robert Johnson y Bessie Smith, Cohen se distanció de la fama de The Beatles cuya música, según él, no alimentaba su necesidad creativa.

Es en el libro “Sostener la nota: perfiles de música popular”, de David Remnick, que se revela esta indiferencia del compositor hacia la banda británica. Cohen, un hombre que ya rondaba los 30 cuando The Beatles empezaron a causar furor, habría preferido centrar su atención en la profundidad lírica de Bob Dylan. No obstante, reconoció la influencia de The Beatles, valorando su poesía y su elegancia musical.

Aunque en entrevistas como una realizada en su vejez, Cohen llegó a admitir que disfrutaba de la música de The Beatles ocasionalmente, quedó claro que su reino sonoro se desarrollaba en un universo muy distinto al del cuarteto de Liverpool. Al final, ambos, tanto Cohen como los Beatles, dejaron una huella perdurable en el panorama cultural del siglo XX, cada uno manteniendo su influjo en el legado de la música popular.