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La Fundación Artesanías de Chile, establecida en 2002 para promover y apoyar las artesanías locales, enfrenta una de sus situaciones financieras más desafiantes desde su creación. Con una misión centrada en impulsar iniciativas significativas para el sector artesanal, la fundación compraba y vendía productos de más de dos mil artesanos bajo los principios del Comercio Justo. Sin embargo, las últimas decisiones han resultado en el cierre de cuatro tiendas físicas, el aumento del endeudamiento con artesanos y la reducción de pedidos.
A pesar de que la situación fue evidenciada en diciembre de 2024, aún no se han propuesto soluciones efectivas. Según Mariela Medina, representante del Plan de Salvaguarda de Tejedoras de Crin de Rari-Panimávida, la Fundación les debe a ella y a otros artesanos de Rari alrededor de un millón de pesos, deuda que persiste desde hace un año. El problema, dicen, no se limita a una sola comunidad artesanal, sino que afecta a muchos a nivel nacional.
El panorama se agrava con la suspensión de las capacitaciones previas que la Fundación ofrecía a los artesanos, bajo programas como Proartesano, y que ayudaban a los participantes a formalizar sus negocios o gestionar redes sociales. Además, figuras como Cecilia del Carmen García-Huidobro han manifestado públicamente su inquietud por la situación, instando a un nuevo compromiso por parte del Ministerio de las Culturas para resolver la crisis de esta entidad cultural pública.
Recientemente, la socióloga Javiera Naranjo indicó que la crisis actual refleja una gestión ineficaz de los fondos asignados por el Estado, resaltando la importancia de una mejor planificación financiera y transparencia en la comunicación con los artesanos. Espera que las iniciativas legislativas en curso se traduzcan en un marco legal que aborde de manera integral las necesidades urgentes del sector artesanal en Chile.