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En los últimos años, la cereza había emergido como el fruto más prometedor del agro chileno. La expectativa para la última temporada era de un récord histórico en exportaciones, pero la realidad resultó ser mucho más adversa. El panorama actual revela una reducción significativa en las esperanzas iniciales.

El desplome en los precios de las cerezas en China, su principal destino comercial que concentra más del 90% de las exportaciones anuales, surgió ante un aumento del 60% en los envíos. Este incremento saturó el mercado, ocasionando que los valores cayeran un 50% comparado con el mismo periodo del año anterior, desencadenando una crisis en el sector.

Además, el buque Maersk, que llevaba 1.300 contenedores con 5 millones de cajas de cerezas, quedó a la deriva más de 20 días. Este cargamento, valorado en más de US$120 millones, arribó tarde a China y fue completamente rechazado por la mala condición del producto, afectando severamente las posibilidades de venta. Según la consultora Colliers, las pérdidas para los agricultores chilenos en la temporada 2024/2025 ascienden al menos a US$1.600 millones.

El análisis de la consultora destaca varias razones detrás de esta crisis. Un aumento del 55% de las exportaciones, junto con el envío masivo justo antes del año nuevo chino, complicó el mercado. Además, la madurez insuficiente de las cerezas chilenas, debido a una primavera más fría, afectó la calidad, disminuyendo aún más los precios.

En respuesta, el Ministerio de Agricultura ha comenzado a explorar nuevos mercados, recientemente anunciando la apertura del mercado indonesio para las cerezas chilenas. Los productores también deberán centrarse en mejorar la calidad del fruto y en diversificar los tiempos de cosecha para evitar futuras saturaciones del mercado.