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Los conservadores lucharon contra la cultura de cancelación en los campus universitarios, desarrollando una particular predilección por la Primera Enmienda. Argumentaban que era antiamericano castigar a alguien por ejercer su derecho a hablar libremente.
Hoy en día, muchos de esos mismos conservadores, ahora en el poder en gobiernos estatales y federales, están detrás de una creciente represión a la expresión política en las universidades, de maneras que intentan evadir las garantías de libertad de expresión de la Constitución.
El presidente Trump y los legisladores republicanos aseguran que nuevas leyes y políticas son necesarias para proteger a los estudiantes de contenidos perjudiciales y objetables, prevenir el acoso y desalentar la conformidad. En ese sentido, el Sr. Trump ha amenazado con retener cientos de millones de dólares federales de las universidades porque actuaron lentamente para aplacar protestas que hicieron sentir amenazados a muchos estudiantes judíos. Además, los republicanos en las legislaturas estatales han redactado prohibiciones amplias contra la “adoctrinación” en las aulas y la exhibición de ciertos símbolos L.G.B.T.Q. También han exigido la eliminación de obras de arte que consideran inapropiadas.