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Alanis Morissette hizo vibrar al público en Lollapalooza al reencontrarse en el escenario 26 años después de su primera visita a Chile. La canadiense, conocida por su influyente álbum “Jagged Little Pill”, demostró que sus habilidades vocales permanecen intactas. Ofreció un espectáculo sin interrupciones, combinando grandes éxitos con canciones menos conocidas, recordando a todos su impacto en el rock de los 90.

Justin Timberlake también protagonizó un momento especial durante su debut en el festival, combinando carisma y talento vocal. Aunque se tomó un emotivo momento de pausa durante su actuación, su espectáculo fue considerado uno de los puntos álgidos del evento, destacando entre las presentaciones por su excelente calidad de sonido y conexión con el público.

Mon Laferte no se quedó atrás, conquistando al público local con un espectáculo lleno de energía. Su capacidad para conectar con la audiencia es inigualable, reflejando cómo su música se entrelaza con las experiencias colectivas del público chileno, convirtiéndola en un fenómeno único en el ámbito musical nacional.

La jornada incluyó una notable presencia de artistas locales como Karla Grunewaldt y Seamoon, quienes ofrecieron actuaciones visualmente impactantes y estilísticamente variadas. El evento también fue escenario de una amplia oferta de estilos musicales, desde la sofisticación pop de Francisco Victoria hasta la vibrante energía de Ca7riel & Paco Amoroso.

Además, el evento se caracterizó por una notable latinización, con artistas de diversas nacionalidades aportando una atmósfera romántica que impregnó toda la jornada. Esta diversidad de estilos y emociones hizo del segundo día de Lollapalooza una experiencia memorable para los asistentes.