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En medio de un entorno de música y recuerdos, Alfredo Alonso, director de Bizarro Live Entertainment, reflexiona sobre su afamado éxito en eventos como el Festival de Viña del Mar y el Festival de Olmué, destacándose como una figura clave en el ámbito del espectáculo en Chile. En su oficina, que se asemeja más a un santuario musical que a un tradicional despacho ejecutivo, Alonso halla momentos de calma tocando la guitarra, un refugio personal en el torbellino de críticas y comentarios.
El productor es el foco de atención tanto positiva como negativa, algo que se refleja en eventos tan diversos como los desórdenes ocurridos durante los conciertos de Daddy Yankee o la polémica actuación del humorista venezolano George Harris en Viña. A pesar de ello, Alonso aborda con serenidad las acusaciones que de vez en cuando emergen en el ámbito público, desde supuestos errores hasta rumores improbables sobre afiliaciones personales.
Con una clara valoración del impacto de Bizarro en la industria musical del país, Alonso destaca las cifras exitosas de sus proyectos, como la alta sintonía y ventas sin precedentes del Festival de Viña. Mientras subraya las críticas de algunos detractores como parte natural del camino, el director permanece firme en su propósito de seguir ofreciendo eventos que atraigan a la familia chilena, enfrentando los desafíos con una mezcla de experiencia y optimismo.
En una conversación terminada en contexto con Culto, el profesional reafirma su compromiso con la calidad y diversidad de espectáculos que ofrecen al público, y lo hace con la convicción de quien ha superado numerosas pruebas a lo largo de su carrera.