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El Papa, líder milenario de la Iglesia católica, ha fascinado a guionistas y cineastas por décadas, llevándolo de su venerado lugar histórico a la pantalla grande y chica. La abundante producción cinematográfica y televisiva alrededor de esta figura globalmente reconocida ha capturado la atención de audiencias de diversas creencias y antecedentes espirituales.
Desde la clásica “Las sandalias del pescador” donde Anthony Quinn interpretó a un pontífice ficticio, hasta “The Pope’s Exorcist” con Russell Crowe, la imagen papal sigue encendiendo la imaginación creativa. Las historias van desde la intriga y el misterio, como lo visto en las películas basadas en las novelas de Dan Brown, hasta retratos biográficos más íntimos, como el de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, en la producción argentina dirigida por Beda Docampo Feijóo.
Entre tanto, la serie “The Young Pope” dirigida por Paolo Sorrentino, convirtió la figura ficticia del primer Papa estadounidense en un fenómeno televisivo, con Jude Law en el papel principal. Al otro lado del espectro, Fernando Meirelles se adentró en el desarrollo humano con “The Two Popes”, un drama protagonizado por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce que exploró la relación entre los futuros papas Benedicto XVI y Francisco.
Recientemente, la película “Cónclave”, aún resonante por sus giros narrativos, añade un final intrigante a esta narrativa papal en la pantalla. La obra, que ha cosechado varios reconocimientos en los Oscar, sigue cautivando al explorar los acontecimientos que rodean la elección de un nuevo pontífice, un tema de actualidad tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, que ha dejado nuevamente vacante la silla de Pedro.