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Científicos estadounidenses han alertado sobre los riesgos potenciales de las tomografías computarizadas (TC), un método estándar utilizado para crear imágenes detalladas del cuerpo en el diagnóstico de enfermedades. Estas tomografías usan rayos X para generar una imagen tridimensional de un paciente. A diferencia de las resonancias magnéticas (MRI), que emplean potentes imanes y ondas de radio, las TC exponen a los pacientes a radiación ionizante, la cual puede dañar los tejidos a nivel molecular y aumentar el riesgo de cáncer.

Un estudio reciente modeló la probabilidad de desarrollar cáncer en 61.5 millones de pacientes estadounidenses que se sometieron a una TC. Los resultados sugieren que unas 103,000 diagnósticos de cáncer podrían derivarse de esta exposición a lo largo de la vida de estos pacientes, lo que representa aproximadamente el 5% de los nuevos casos anuales en EE.UU. El uso de las TC ha aumentado en un 30% desde 2007, siendo más frecuentes entre aquellos de 60 a 69 años.

El análisis mostró que las tomografías de abdomen y pelvis son más propensas a resultar en cánceres entre adultos, mientras que las de cabeza representan el mayor riesgo para los niños. Se estima que los menores que se someten a estas pruebas antes de su primer año tienen un riesgo diez veces mayor de desarrollar cáncer. Rebecca Smith-Bindman, una de las investigadoras principales del estudio, subraya la importancia de reducir el número de escaneos y las dosis por escaneo para salvar vidas, previniendo escaneos innecesarios y excesos en las dosis de radiación.