En la noche ventosa del 29 de enero, mientras volaban hacia el sur a lo largo del río Potomac, la tripulación de un helicóptero Black Hawk del Ejército intentó llevar a cabo una práctica común de aviación. Esta práctica jugaría un papel en poner fin a sus vidas.
Poco después de que el Black Hawk pasara sobre el array más famoso de cerezos de Washington, un controlador de tráfico aéreo en el cercano Aeropuerto Nacional Ronald Reagan alertó a la tripulación sobre un avión de pasajeros regional en sus proximidades. La tripulación reconoció ver tráfico cerca.
Uno de los pilotos solicitó entonces permiso para emplear una práctica llamada “separación visual”. Esto permite a un piloto tomar el control para navegar alrededor de otros aviones, en lugar de depender del controlador para recibir orientación.