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El presidente Trump ha dejado en claro su intención de derribar el orden económico global reinante. Y en 100 días, ha logrado un progreso notable en alcanzar ese objetivo. Ha provocado una guerra comercial, anulado tratados y sugerido que Washington podría no defender a Europa. Además, está desmantelando la infraestructura gubernamental que ha proporcionado el conocimiento especializado y la experiencia necesarios.
Los cambios han sido profundos. Pero el mundo sigue en movimiento. Las elecciones intermedias en dos años podrían erosionar la mayoría republicana en el Congreso. Y el mandato constitucional de Trump está destinado a finalizar en cuatro años. ¿Podría el próximo presidente llegar y deshacer lo que ha hecho la administración de Trump?
Como dijo el Cardenal Michael Czerny, un cercano colaborador del Papa Francisco, respecto a la Iglesia Católica: “No hay nada de lo que hemos hecho en más de 2,000 años que no pudiera revertirse”.