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Kilmar Armando Abrego García, de apenas 16 años, llamó a su hermano mayor en Maryland desde la lejana frontera de Texas con increíbles noticias. Había logrado llegar a la frontera. Se había escapado. Según la versión de su familia, así comenzó su viaje hacia Estados Unidos. Cuentan que durante años en El Salvador, una pandilla llamada Barrio 18 los había aterrorizado, extorsionando dinero del pequeño negocio de tortillas y pupusas de su madre, amenazando con dejarlos a todos muertos en una zanja y centrándose en el joven Kilmar, que iba y venía de la escuela cada vez con más miedo.
“‘Aparecerán en bolsas negras’”, recordaba su madre entre lágrimas, citando los mensajes telefónicos de la pandilla. “Esas eran las palabras que solían decir”. Ante un futuro incierto, el adolescente decidió escapar para seguir el camino desgastado y peligroso conocido por tantos otros migrantes antes que él, incluyendo a su hermano mayor. Hacia el norte, a través de desiertos y ríos, pasando por México, hasta llegar a Estados Unidos.