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En las aulas de biología aprendimos que la evolución humana comenzó mucho antes del Homo sapiens, remontándose hasta el Australopithecus, unos primates que podríamos considerar parientes lejanos. No pretendo revivir toda esa lección, confusa en mi mente, sino explorar cómo “28 Years Later”, el nuevo filme que sigue a “28 Days Later”, me lleva a reflexionar sobre otro tipo de evolución.
Más allá de ser una emocionante historia llena de momentos conmovedores, podríamos estar presenciando una lección no convencional sobre la evolución de los llamados “zombis” de esta película. Esto permite a sus creadores ampliar un universo comprobado en términos de efectividad. Sin hacer uso de flashbacks o gráficos evolutivos, este nuevo capítulo, dirigido por Danny Boyle y escrito por Alex Garland, introduce “nuevas especies” que expanden la franquicia, al estilo de Marvel.
El clásico zombi que George A. Romero nos mostró no destacaba por sus habilidades atléticas, aunque la carne humana era su plato favorito. En la franquicia “28”, estos seres, si bien similares, se caracterizan por su agilidad. Sin embargo, ahora en “28 Years Later”, surgen nuevos infectados que no corren, sino que se arrastran, alimentándose de cosas viscosas, con un aspecto que recuerda a ciertas figuras televisivas peculiares.
Entre estos personajes nuevos destacan los Alfa, infectados que han alcanzado un máximo potencial físico y actúan como líderes de su grupo. Entre ellos, Sansón, interpretado por Ralph Fiennes, se destaca no solo por su fuerza brutal, sino también por sus cualidades físicas que han suscitado debate en redes y medios. Ante preguntas sobre su físico expuesto, Chi Lewis-Parry bromeó sobre su estatura, dejando mucho a la imaginación.