Un número creciente de consumidores en Europa compra sustitutos de carne hechos a base de plantas, como el Schnitzel imitación, bratwurst vegano y filetes vegetales, considerados favoritos sin carne. Sin embargo, algunos políticos argumentan que solo la carne auténtica debería usar esos nombres, y la Unión Europea está considerando prohibir legalmente que estos productos puedan emplear en sus etiquetas términos asociados tradicionalmente con la carne.
Desde hace años, las etiquetas como “schnitzel”, “bratwurst” y “filete” se han utilizado en productos a base de plantas para facilitar la identificación por parte de los consumidores y promover opciones vegetarianas y veganas. No obstante, diversas autoridades políticas en Europa temen que estos nombres puedan engañar a los consumidores y que, al usar términos tan familiares, puedan promover la confusión sobre si el producto contiene carne real o no.
De acuerdo con informes recientes, la Comisión Europea está en fase de consulta y debate sobre una posible regulación que limite o prohíba el uso de términos tradicionales cárnicos en productos basados en plantas, en línea con movimientos similares en países como Reino Unido y Estados Unidos. La propuesta busca proteger la denominación de los productos cárnicos tradicionales, preservando la integridad de los nombres históricos y culturales asociados con la carne, mientras que las empresas de alimentos vegetales podrían tener que optar por nuevas denominaciones.
Los argumentos a favor de la prohibición sostienen que el uso de estos términos puede inducir a error y que solo la carne puede legítimamente ser denominada “filete”, “salchicha” o “cotizado schnitzel”. Por otro lado, las compañías de alternativas vegetales defienden que estos nombres ayudan a los consumidores a entender rápidamente las opciones disponibles y que la regulación excesiva podría entorpecer el desarrollo de productos innovadores.
El impacto potencial de estas medidas sería significativo, tanto en la industria alimentaria como en las opciones de compra de los consumidores. Una prohibición en el uso de estos nombres podría impulsar a las empresas a buscar nuevas estrategias de etiquetado y marketing, además de influir en la percepción pública acerca de la carne y sus sucedáneos.
En conclusión, la Unión Europea está abocada a definir una regulación que equilibre la protección de las denominaciones tradicionales de los productos cárnicos con la innovación y la expansión de alternativas vegetarianas y veganas. La decisión final tendrá repercusiones importantes en el mercado alimentario, en la comunicación de los productos y en las políticas de consumo en el continente europeo.
