El último grupo de 15 excursionistas atrapados en el lado chino del Monte Everest ha sido rescatado de la montaña más alta del mundo, informó la emisora estatal china la noche del miércoles, poniendo fin a una aventura vacacional que salió muy mal. Los rescatados están recibiendo atención médica y están en proceso de recuperación tras haber sido salvados en medio de condiciones extremas.
Esta operación culmina un episodio dramático que ha capturado la atención internacional, ya que la tormenta de nieve azotó la montaña y complicó los esfuerzos de rescate. Los expertos y las autoridades estaban preocupados por la seguridad de los visitantes, muchos de los cuales no estaban suficientemente preparados para las adversidades climáticas, y también por el impacto ambiental causado por las expediciones.
Hasta ahora, los informes oficiales dominados por las autoridades chinas indican que los once escaladores restantes, que estaban varados en los campamentos turísticos en una pendiente del Everest, lograron bajar desde la cima, a pesar de las condiciones peligrosas provocadas por la tormenta. La operación de rescate involucró a equipos especializados que trabajaron en condiciones de altísima montaña, con viento fuerte y temperaturas que bajaron considerablemente.
La noticia llega tras días de intenso esfuerzo por parte de las fuerzas de rescate, que utilizaron helicópteros y personal en tierra para auxiliar a los escaladores atrapados. Los detalles sobre el estado de salud de los supervivientes aún no se han divulgado completamente, pero las autoridades aseguran que todos están en buen estado y bajo atención médica.
Este evento reabre el debate sobre la seguridad, la preparación y la sostenibilidad de las expediciones al Everest. Muchos expertos advierten que el aumento del turismo y las expediciones no reguladas están agravando los riesgos y dañando el entorno natural de la montaña.
El rescate se realiza en un momento en que la región enfrenta un exceso de turistas y una creciente preocupación por el impacto medioambiental y la seguridad en una de las rutas más peligrosas del mundo. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos y la gestión de futuras expediciones para evitar tragedias similares.
