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A pocas horas de que la Corte Suprema redujera drásticamente el poder de las agencias federales, conservadores y lobistas corporativos comenzaron a planificar cómo aprovechar el fallo favorable en un renovado esfuerzo para disminuir las regulaciones sobre el clima, finanzas, salud, trabajo y tecnología en Washington.
La temprana estrategia subraya la magnitud de la histórica decisión de los jueces, que sacudió la capital de la nación y ahora parece estar encaminada a desencadenar años de litigios que podrían redefinir el papel del gobierno estadounidense en la vida moderna del país.
La sentencia de la Corte Suprema promete abrir una nueva etapa de disputas legales cuyo alcance podría reconfigurar significativamente la estructura de la regulación federal en múltiples sectores clave.