Las instituciones militares chilenas, representadas por sus comandantes en jefe, han presentado un panorama complejo ante la segunda Subcomisión Mixta de Presupuestos del Senado, donde se detallaron las dificultades económicas que enfrentan las Fuerzas Armadas. Los líderes de la Ejército y la Armada explicaron cómo los recortes presupuestarios, sumados a los gastos adicionales derivados de tareas encomendadas, están afectando la capacidad operativa y las finanzas de sus instituciones en el presente año y proyectan un escenario difícil para cerrar 2025.
El general Javier Iturriaga, comandante en jefe del Ejército, hizo énfasis en tres causas principales que han mermado los recursos económicos del organismo en 2025. En primer lugar, resaltó una significativa rebaja en el presupuesto aprobada por el Congreso, que impactó en aproximadamente 16 mil millones de pesos en el subtítulo 21, que corresponde a las asignaciones vinculadas a remuneraciones y gastos relacionados. Aunque reconoció una mejora con el aumento en la asignación de los soldados conscriptos, aclaró que este incremento no contó con una partida específica asignada en el presupuesto.
El segundo factor señalado fue la realización de tareas adicionales por parte del Ejército, en apoyo a la población y en funciones fuera de su rutina habitual. Estas tareas, que incluyen presencia en zonas de frontera norte y en áreas de conflicto mapuche, implicaron un gasto adicional que no fue inicialmente contemplado. La combinación de recortes y gastos extras generó un déficit en las finanzas de la institución, principalmente en pagos de remuneraciones y recursos complementarios que debieron ser atendidos fuera del presupuesto aprobado.
El general Iturriaga explicó que este déficit se traduce en que las remuneraciones y los gastos en tareas adicionales superan lo presupuestado, sumando un faltante estimado en 19 mil millones de pesos. Además, detalló que los gastos en las operaciones en las macrozonas presentan un saldo pendiente de aproximadamente 14 mil millones y medio de pesos, pese a los aportes recibidos, lo que hace insostenible la continuidad del ejercicio fiscal sin ajustes.
Para mitigar la situación, el Ejército adoptó medidas de austeridad que, si bien permitieron contener algunos gastos, también generaron repercusiones internas. Entre las acciones está la suspensión de actividades fundamentales como la instrucción de la reserva militar, la postergación del pago de gratificaciones a especialistas y la suspensión de gratificaciones de campaña en ejercicios y zonas estratégicas. Además, se suspendió la contratación de nuevos soldados profesionales, lo que evidencia la gravedad del déficit. Iturriaga admitió que, dada la situación actual, el Ejército no está en condiciones de cerrar el año 2025 sin dificultades financieras importantes.
Por su parte, el comandante en jefe de la Armada, almirante Fernando Cabrera, ofreció una radiografía de la situación en su institución, destacando que el presupuesto destinado anualmente se dedica principalmente a mantener y operar capacidades de disuasión. Cabrera señaló que, desde hace aproximadamente seis años, la Armada trabaja con un presupuesto de continuidad, considerado el mínimo indispensable para cumplir sus tareas esenciales.
El almirante también admitió que, al igual que el Ejército, la Marina fue afectada por los recortes en el presupuesto, sobre todo en el subtítulo 21, el rubro habitual para gastos operativos y de personal. La pandemia de restricciones financieras y la necesidad de gestionar recursos con flexibilidad permitieron a la institución evitar despidos masivos; sin embargo, esto implicó reducir esfuerzos en mantenimiento, fiscalización y operaciones, lo que a largo plazo puede afectar la capacidad de la Marina para afrontar futuros desafíos.
En relación a las capacidades tecnológicas y de innovación, Cabrera resaltó que los recursos actuales no alcanzan para renovar y mantener las capacidades estratégicas, en particular en el ámbito marítimo. Esto supone un riesgo para la modernización naval y la adquisición de tecnologías que potencien la defensa marítima del país. También resaltó los esfuerzos conjuntos con el Ministerio de Defensa para que los fondos recaudados por la institución puedan ser reinvertidos en la actualización de capacidades y en la adquisición de nuevos medios.
Tras las exposiciones, la ministra de Defensa, Adriana Delpiano, comentó sobre los temas abordados. En una entrevista con La Radio, manifestó que el presupuesto para las Fuerzas Armadas para el próximo año fue aprobado en términos satisfactorios y que las discusiones sobre el Fondo de Desarrollo Estratégico, que permite planificar a mediano plazo, están en marcha. Además, confirmó que las administraciones de recursos del Estado y los pagos pendientes por gastos en macrozonas, que incluyen apoyo en zonas de conflicto y en procesos electorales, ya tienen un acuerdo de pago en marcha con Hacienda. La ministra indicó que se espera resolver todos estos compromisos durante octubre.
En conclusión, tanto el Ejército como la Armada enfrentan un escenario fiscal difícil en 2025, marcado por recortes presupuestarios y gastos adicionales que complican sus operaciones y proyecciones de futuro. La búsqueda de mecanismos de financiamiento y flexibilidad fiscal, junto con el apoyo político y ministerial, serán claves para mantener la funcionalidad y capacidades de las Fuerzas Armadas en un contexto de austeridad y limitaciones económicas.