El Parque Nacional Conguillío, uno de los destinos naturales más destacados de la región de La Araucanía, enfrenta una creciente preocupación por el uso no regulado de vehículos todo terreno, particularmente cuatrimotos, que están generando disturbios y afectando la biodiversidad del área. La organización ambientalista Comité Pro-Defensa de la Fauna y Flora (Codeff) ha denunciado un impacto ambiental significativo causado por estas actividades, lo que ha reavivado el debate sobre la necesidad de implementar medidas más estrictas para proteger este valioso ecosistema.
Según la denuncia, las cuatrimotos están recorriendo senderos y zonas no autorizadas dentro del parque, produciendo ruidos intensos que perturban la tranquilidad del entorno y alteran la conducta de la fauna local, incluyendo especies que se encuentran en periodos reproductivos y que son especialmente sensibles a este tipo de interferencias. La presencia constante de estos vehículos también compromete la integridad de zonas ecológicamente delicadas, como las laderas del volcán Llaima, y crea una experiencia menos auténtica y más degradada para los visitantes que desean disfrutar de la naturaleza en estado puro.
Desde la Corporación Nacional Forestal (Conaf), autoridad encargada de la conservación de estos espacios, se aclaró que no existe una prohibición explícita del tránsito de cuatrimotos en el camino que atraviesa el parque, ya que todos los vehículos pueden circular por las vías autorizadas en la ruta regulada entre Melipeuco y Curacautín. Sin embargo, la directora regional de Conaf en La Araucanía, María Teresa Huentequeo, enfatizó que el problema no radica en la circulación en sí, sino en la conducta de los operadores y usuarios que no respetan las normas, y en la circulación fuera de los caminos permitidos.
La preocupación crece ante la regularidad con la que se realizan estos recorridos, organizados por al menos dos operadores turísticos locales, que operan de forma habitual y con poca fiscalización efectiva. Aunque en algunos casos los vehículos permanecen en los senderos habilitados, se ha detectado que en varias ocasiones circulan por zonas no autorizadas, poniendo en riesgo áreas especialmente frágiles del parque y afectando la fauna silvestre, incluyendo especies de aves que podrían verse desplazadas o afectadas por el ruido y el disturbio.
Las actividades de turismo no regulado en parques nacionales y espacios protegidos son un tema de gran controversia, pues muchas veces generan impactos negativos que contravienen los esfuerzos de conservación. En este contexto, organizaciones ambientalistas solicitan que las autoridades refuercen las normativas y controles para garantizar que estas actividades se realicen de manera responsable y en línea con la protección de los ecosistemas.
Por su parte, Conaf sostiene que no existe una prohibición específica sobre la circulación de cuatrimotos, resaltando que mientras los vehículos respeten la normativa y circulen por los caminos habilitados, su uso no está restringido formalmente. Sin embargo, reconocen que el impacto ambiental se genera particularmente cuando los conductores no respetan los límites y las zonas permitidas dentro del parque, lo que podría constituir una infracción o incluso un delito de daño ambiental en casos más severos.
Desde Codeff y otros actores implicados continúan insistiendo en la necesidad de adoptar una regulación más estricta para el uso de vehículos motorizados en áreas naturales protegidas. Argumentan que la eficiencia de la regulación debe ir acompañada de acciones concretas de fiscalización, además de campañas de sensibilización dirigidas a operadores turísticos y visitantes, con el fin de promover un turismo responsable y consciente del valor ecológico del parque.
Asimismo, la organización ha señalado que, durante esta época del año, coincidiendo con el período reproductivo de varias especies de aves, el ruido y la presencia de estos vehículos puede tener consecuencias graves en la fauna, generando desplazamientos, estrés y, en casos extremos, disminución en las tasas de reproducción.
Como medida ante esta problemática, Codeff está evaluando la presentación de acciones legales por posible maltrato animal y daños al ecosistema, o incluso un recurso de protección para evitar que estas actividades continúen afectando estos espacios naturales. La situación refleja una problemática global sobre la gestión del turismo en áreas protegidas, que requiere un enfoque integral y coordinado para equilibrar el desarrollo económico con la conservación del patrimonio natural del país.