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(CNN) — En el profundo interior de la Tierra, una esfera de metal sólido gira independientemente de nuestro planeta, como una peonza que se mueve dentro de otra más grande, envuelta en misterio. Este núcleo interno ha intrigado a los científicos desde su descubrimiento por la sismóloga danesa Inge Lehmann en 1936. Su velocidad y dirección de rotación han sido un tema de debate durante décadas.
Con el paso de los años, se ha acumulado evidencia que sugiere un cambio significativo en el giro del núcleo, aunque los científicos aún no concuerdan plenamente sobre lo que está ocurriendo exactamente. La imposibilidad de observar directamente o tomar muestras del interior de la Tierra ha complicado el estudio de este fenómeno. Los sismólogos obtienen información sobre el núcleo examinando cómo se comportan las ondas generadas por grandes terremotos. Estas variaciones en las ondas han permitido medir cambios en la posición y rotación del núcleo.
En 2023, se presentó un modelo que sugería que el núcleo interno, que anteriormente giraba más rápido que la Tierra, ahora lo hacía más despacio. Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha proporcionado más evidencia a favor de esta hipótesis, indicando que la rotación del núcleo sigue un ciclo de 70 años de aceleración y desaceleración. Aunque estos avances son significativos, la profundidad y complejidad del núcleo interno mantienen muchas incertidumbres y se necesitarán más investigaciones para entender plenamente sus efectos en nuestro planeta.
El campo magnético de la Tierra, que protege al planeta de la radiación solar, está íntimamente ligado al comportamiento del núcleo interno. Si bien se desconoce el impacto exacto de estos cambios en el campo magnético, algunos científicos sugieren que una rotación más lenta del núcleo podría tener efectos. Aun así, las alteraciones en la duración del día, que se miden en milésimas de segundo, son imperceptibles para los humanos.