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Este sábado, Gary Medel recibió una devastadora noticia: su madre, Marisol Soto, había fallecido. Soto ya llevaba semanas enfrentándose a complicaciones de salud. El destacado jugador viajaba desde Brasil, donde jugaba para el Vasco da Gama, para acompañar a su madre en sus últimos momentos.
El defensor de Boca Juniors recibió numerosas muestras de apoyo, desde la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) hasta su actual club y Universidad Católica, la institución donde se formó. En el Monumental, donde Colo Colo se enfrentaba a Santa Cruz y juega su hermano Kevin, también se rindió un sentido homenaje con un minuto de silencio, precedido de un emotivo aplauso. La emoción de Arturo Vidal, cercano amigo de Medel en la Selección, fue particularmente notoria.
La figura de Marisol Soto ha sido recordada por su valentía, especialmente en una anécdota significativa del pasado futbolístico de Gary. Cuando Medel daba sus primeros pasos en el fútbol y jugaba en divisiones menores de Universidad Católica, Soto estaba siempre al tanto y trataba de protegerlo. En una ocasión, durante un partido tenso entre Sabino Aguad y el Internacional, un juego que involucraba a tres Medel en la cancha, la situación se volvió peligrosa. Un grupo de personas se abalanzó sobre Gary después de una falta, y uno de ellos le apuntó con un arma de fuego. Fue entonces cuando Marisol Soto intervino valientemente, desarmando al agresor y salvando a su hijo. Esta muestra de coraje dejó un impacto duradero en Medel, quien nunca más sintió miedo en el terreno de juego.
Años después, Medel recordaría aquella experiencia, confesando que su barrio le enseñó a enfrentarse a cualquier desafío en el fútbol. “En el barrio se ve de todo. Una vez estábamos jugando y me pusieron tres pistolas en la cabeza”, rememoraba. Ese día, Marisol Soto no solo salvó a su hijo, sino que también cimentó su rol como heroína en la vida de uno de los jugadores más destacados de Chile.