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Un segundo huracán catastrófico en tantas semanas ha obligado al gobierno de Estados Unidos a enfrentar una dura realidad: las calamidades climáticas están volviéndose más frecuentes, letales y costosas en un país que ya enfrenta grandes desafíos fiscales.
Las primeras estimaciones sugieren que la última tormenta, el huracán Milton, pudo haber desatado aproximadamente $50 mil millones en daños en toda Florida, destruyendo innumerables viviendas, negocios e infraestructura crítica que necesitarán ser reparados o reemplazados.
Es probable que estos esfuerzos de recuperación requieran la ayuda urgente del gobierno federal, mientras la nación lucha por manejar las implicaciones económicas de eventos climáticos extremos con cada vez mayor frecuencia.