En una ceremonia destinada a reparar viejos errores y mostrar nuevas sensibilidades de una antigua potencia colonial, la primera ministra de Dinamarca y su homóloga en Groenlandia se disculparán formalmente por los papelones de sus gobiernos en el maltrato médico a miles de niñas y mujeres inuit de Groenlandia a quienes se les implantaron dispositivos anticonceptivos invasivos sin su consentimiento, en casos que datan de la década de 1960.
En un acto que busca enmendar incendios pasados, los líderes de Dinamarca y Groenlandia realizarán una disculpa oficial por su papel en la implementación de coercitivas y no consentidas cirugías de control de natalidad en mujeres y niñas inuit en Groenlandia, casos que se remontan a los años 60 y 70. Con esta acción, quieren reconocer oficialmente la grave violación de derechos humanos que esto representó.
El acto tendrá lugar en Nuuk, en el centro cultural Katuaq, y será liderado por la primera ministra danesa Mette Frederiksen, acompañada por el primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen. Frederiksen abordará directamente la historia de la coerción en salud reproductiva, donde miles de mujeres y jóvenes inuit sufrieron procedimientos médicos invasivos y sin su consentimiento, en un contexto de políticas coloniales que buscaban controlar la población y sus derechos reproductivos.
Este reconocimiento oficial forma parte de un proceso más amplio de reconciliación y reconocimiento del pasado colonial danés, que ha sido criticado por muchas comunidades indígenas y organizaciones de derechos humanos a nivel internacional. La disculpa también tiene como objetivo mejorar las relaciones bilaterales y fortalecer el compromiso con los derechos y la dignidad de las comunidades inuit.
En la ceremonia, Frederiksen expresará su arrepentimiento por los hechos ocurridos, que han dejado heridas profundas en muchas familias y comunidades. La disculpa será explícita en la condena al uso de prácticas médicas coercitivas y en el compromiso de no repetir estas acciones, así como en la implementación de medidas para atender a las víctimas y promover la justicia social.
El evento contará con presencia de representantes de comunidades inuit, organizaciones indígenas y defensores de derechos humanos, quienes han pedido una disculpa oficial desde hace años y buscan que estos hechos sean reconocidos públicamente y que se establezcan mecanismos de reparación y memoria.
La historia de la coerción reproductiva en Groenlandia forma parte de un capítulo oscuro del colonialismo europeo en el Ártico, donde se utilizó la salud pública como herramienta de control social y étnico. La disculpa, aunque simbólica, pretende marcar un paso importante hacia la verdad y la reparación de los daños ocasionados, honrar a las víctimas y fortalecer el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios.