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Valentina Insulza, propietaria de la Librería Tripantu, ha puesto sobre la mesa una preocupación creciente: las librerías independientes y de barrio están en riesgo de desaparecer. Insulza destaca que los altos costos de arriendo, el IVA elevado, los márgenes reducidos y la competencia desigual con las plataformas en línea y el mercado de libros pirata están poniendo en peligro la viabilidad de estas librerías. En una carta publicada recientemente, hizo un llamado al gobierno para que considere implementar el proyecto de ley de precio único, propuesta que beneficiaría no solo al sector del libro, sino a todos los pequeños empresarios.

La situación también ha sido comentada por Iván Guerrero, quien subrayó la necesidad de acciones coordinadas por parte de todos los actores involucrados, desde el gobierno hasta libreros y editoriales. Mientras tanto, Gerardo Jara, fundador de La Inquieta Librería, reconoce la complejidad asociada con operar una librería independiente, mencionando factores económicos y de competencia que impactan significativamente en la sostenibilidad de estos negocios. Catalina Infante, de Librería Catalonia, afirma que, aunque las librerías independientes no buscan enriquecerse, existen desafíos económicos significativos que hacen que su operación sea cada vez más difícil.

El contexto económico actual, con el aumento de los costos de vida y la inflación, también contribuye a una reducción en la compra de libros impresos, lo que lleva a una dependencia en opciones alternativas como los libros pirata. Luis Cruz, de La Flor de Papel, ve en el estímulo estatal, la rebaja del IVA y el establecimiento de un precio fijo para los libros, posibles caminos para aliviar la carga sobre las librerías independientes. A pesar de estos retos, los actores del sector coinciden en la importancia de establecer acuerdos colaborativos dentro del ecosistema del libro para asegurar su perdurabilidad.