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El cineasta Dávid Jancsó, editor de la película “The Brutalist”, admitió haber recurrido a la inteligencia artificial (IA) para modificar ciertas partes de los diálogos de los actores, lo que instigó un encendido debate en redes sobre el papel de esta tecnología en el arte cinematográfico. Aun así, esta práctica no es novedad en el sector y, como apunta Louis Heaton, profesor de producción de cine y televisión en la Universidad Metropolitana de Londres, tampoco será la última.
Heaton explicó que el empleo de IA para tareas específicas en la producción cinematográfica probablemente se extenderá. Afirmó que dichas herramientas permiten agilizar trabajos intensivos y de menor envergadura, como el desarrollo de fondos o escenas multitudinarias, lo que podría considerarse intrascendente pero laborioso. Jancsó usó tecnología de Respeecher para dar un sonido genuino al diálogo en húngaro de los actores.
En una entrevista para Red Shark News, Jancsó expresó que la Inteligencia Artificial simplifica procesos que de otra forma consumirían demasiado tiempo y recursos. Recalcó que aunque polémica, la discusión sobre la IA en el cine debería darse con franqueza y considerarla una herramienta beneficiosa. Por su parte, el director de “The Brutalist”, Brady Corbet, enfatizó que las actuaciones no se alteraron, destacando que solamente se buscó conservar la autenticidad en un idioma diferente.
Louis Heaton señaló el temor subyacente en la industria hacia la IA, que se percibe como un sustituto barato que afectaría los empleos creativos. Se refiere a recientes protestas laborales que han reflejado estas inquietudes. La preocupación se centra en cómo la IA, al modificar las interpretaciones actorales —como en el caso de “The Brutalist”—, podría generar debates sobre la autenticidad artística en el cine.