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La administración de Trump planea revisar a miles de agentes del F.B.I. involucrados en las investigaciones del 6 de enero, preparando el terreno para una posible purga que va mucho más allá de los líderes de la oficina para apuntar a agentes de rango inferior, según documentos internos y personas familiarizadas con el asunto.
La propuesta se dio a conocer en un día en el que más de una docena de fiscales de la fiscalía de Estados Unidos en Washington que habían trabajado en casos relacionados con el motín del 6 de enero fueron informados de que estaban siendo despedidos.
Estos movimientos son una clara indicación de que el Sr. Trump no tiene reparos en desplegar el inmenso poder de las fuerzas del orden federal para castigar a sus enemigos políticos percibidos, incluso mientras sus nominados para el gabinete ofrecían garantías sólidas de que respetarían el estado de derecho. Obligar a salir tanto a agentes como a fiscales que trabajaron en casos del 6 de enero sería un asalto a gran escala al Departamento de Justicia.