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En el primer encuentro de Europa con una administración Trump enojada e impaciente, se dejaron muchas cuestiones críticas sin resolver, incluido el destino de Ucrania. Sin embargo, una cosa estaba clara: parece estar abriéndose una brecha épica en la alianza occidental.
Después de tres años de guerra que forjaron una nueva unidad dentro de la OTAN, la administración Trump dejó en claro que planea centrar su atención en otras regiones: Asia, América Latina, el Ártico y en cualquier lugar donde el presidente Trump crea que Estados Unidos puede obtener derechos críticos sobre minerales.
Los funcionarios europeos temen que en las negociaciones directas con el presidente Vladimir V. Putin de Rusia, Trump esté en camino de aceptar términos que podrían poner a Moscú en una posición para adueñarse de una quinta parte de Ucrania y prepararse para tomar el resto en pocos años. Creen que el objetivo final de Putin es desmembrar la alianza de la OTAN.