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Ricardo Gareca fue la elección popular para tomar las riendas de la selección chilena, en sustitución de Eduardo Berizzo. Su paso exitoso por Perú alimentó las expectativas de que el ‘Tigre’ podría llevar a ‘La Roja’ hacia el Mundial de 2026. El 25 de enero de 2024, Gareca dejó clara su ambición: “Lo único que me interesa es estar en un Mundial, pero eso se construye”. Sin embargo, el tiempo ha erosionado aquella esperanza. Hoy, sólo un milagro podría colocar al equipo nacional en el certamen que albergarán Canadá, Estados Unidos y México.
Desde aquella presentación, ya ha transcurrido un año bajo el liderazgo del técnico argentino. El estreno de su era con Chile ocurrió el 22 de marzo de 2024 en un amistoso ante Albania en Parma, donde una victoria de 3-0 ofreció señales de recuperación y renovó la conexión con los aficionados. Sin embargo, un año después, el optimismo inicial parece haber sido efímero. Es necesario ahora realizar un análisis del camino recorrido por el técnico, que actualmente enfrenta cuestionamientos.
Los números evidencian el complicado panorama. Durante los 14 partidos que Gareca ha dirigido, incluyendo amistosos, Copa América y Eliminatorias, la selección chilena ha obtenido cuatro triunfos, tres empates y ha sufrido siete derrotas, acumulando un rendimiento del 35,7%. En los partidos oficiales, el desempeño es aún menos alentador, con apenas una victoria, tres empates y seis derrotas en diez encuentros. Este rezago de resultados coloca a la selección en una difícil posición de cara a los próximos desafíos.
Dentro de su esquema, Gareca ha empleado a 56 jugadores y ha presenciado el debut de 14 futbolistas con la selección. A pesar de intentos por encontrar una base sólida y un estilo definido, las críticas se centran en su falta de flexibilidad táctica. El técnico mantiene su esquema base 4-2-3-1, incluso cuando la situación demanda ajustes. La frustración aumenta mientras ‘La Roja’ se encuentra en el último puesto de las eliminatorias, enfrentando un calendario complicado que evoca inevitables comparaciones con el desafortunado camino hacia Corea-Japón 2002.
