El próximo canciller alemán, más convencido que nunca de que la relación comercial y de defensa con Washington se está desmoronando, ha hecho planes para ejecutar su objetivo de “independencia de los EE. UU.” No es el único. El nuevo primer ministro canadiense dijo la semana pasada que “la antigua relación que teníamos con los Estados Unidos” — la más estrecha de las alianzas militares y económicas — ya “ha terminado”. El presidente de Polonia está considerando públicamente la posibilidad de obtener armas nucleares.
El nuevo líder de Groenlandia, anfitrión de bases aéreas estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial, reaccionó con indignación a la visita no solicitada de una delegación estadounidense de alto nivel. “El presidente Trump dice que Estados Unidos ‘obtendrá Groenlandia'”, dijo el primer ministro Jens-Frederik Nielsen en las redes sociales. “Déjenme ser claro: Estados Unidos no la obtendrá. No pertenecemos a nadie más. Nosotros decidimos nuestro propio futuro”. Estos son los resultados hasta el momento de las amenazas del presidente Trump de abandonar a los aliados de la OTAN cuyas contribuciones considera insuficientes, su declaración de que la Unión Europea fue diseñada “para perjudicar” a los Estados Unidos y sus esfuerzos por ampliar la extensión territorial de los Estados Unidos.
La principal reacción hasta ahora es la resistencia en todos los ámbitos. Ahora, en medio de esta tormenta de amenazas, alienación y recriminaciones, se espera que el presidente Trump anuncie el miércoles sus aranceles “Día de la Liberación”.