El reciente sábado 4 de octubre de 2025 quedó marcado en la historia del Gran Premio de Singapur de Fórmula 1 debido a un giro inesperado que sacudió las estructuras de la clasificación. La Federación Internacional del Automovilismo (FIA) anunció la descalificación de dos pilotos, Alexander Albon y Carlos Sainz, ambos monoplazas del equipo Williams, tras detectar irregularidades técnicas en sus autos durante las inspecciones posteriores a la sesión de clasificación.
Ambos pilotos estaban previstos iniciar la carrera en las posiciones 12 y 13, respectivamente, tras lo logrado en los segundos libres y en los resultados de la clasificación. Sin embargo, la FIA encontró que en sus vehículos se había superado el límite permitido en el sistema de apertura del alerón trasero, específicamente en el sistema conocido como DRS (Drag Reduction System). La medición reveló que el sistema había excedido en 85 milímetros el tamaño máximo reglamentario en ambos lados del área externa, incumpliendo la normativa establecida en el artículo 3.10.10 g del Reglamento Técnico de la FIA 2025.
Este hallazgo se produjo tras un exhaustivo control técnico que no objetó Williams, la escudería afectada, quien aceptó sin reparos la sanción impuesta y mostró voluntad de cumplir con las regulaciones. La decisión ha sido oficialmente comunicada y ha generado que ambos monoplazas sean excluidos de la clasificación, forzando a los pilotos a partir desde el fondo de la parrilla en la recta final del fin de semana.
A pesar de esta sanción, se ha permitido que Albon y Sainz puedan participar en la carrera dominical desde el último lugar de la parrilla, una medida que, en la práctica, no cambia sus posibilidades de luchar por puntos o resultados destacados. Esta resolución ha sido confirmada tras la revisión técnica, y el equipo Williams no ha presentado apelación alguna al respecto, mostrando aceptación ante la infracción.
El acto de descalificación se une a otros episodios similares en la historia reciente del automovilismo, donde la búsqueda por la innovación tecnológica y ventajas aerodinámicas ha llevado a controles minuciosos y, en ocasiones, a sanciones severas. En este caso, la FIA ha reforzado su compromiso con mantener la igualdad en la competencia y garantizar que todos los equipos cumplan con los reglamentos en todos los aspectos técnicos.
El caso ha despertado una serie de reacciones entre los diferentes actores del deporte, desde declaraciones oficiales del equipo Williams hasta opiniones de expertos y aficionados que discuten sobre la intensidad de las reglas y la conveniencia de las mismas. Además, las redes sociales han sido escenario de debates sobre la integridad técnica y la justicia en las sanciones, reflejando el interés y la pasión que este deporte sigue generando.
Por ahora, la clasificación queda abierta a nuevas estrategias y resultados en la carrera del domingo, en la que la penalización en la parrilla podría influir en el desarrollo de la competencia y en la dinámica de la misma. Lo que sí ha quedado claro es que en la Fórmula 1, la precisión y la regulación técnica son elementos que pueden cambiar el destino de una temporada y escribir nuevos capítulos en su historia.