El mercado laboral continúa enfrentando desafíos significativos en mitad de 2025, con cifras preocupantes en cuanto a la duración del desempleo y la población afectada. Según un reciente estudio del Observatorio del Mercado Laboral de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), casi una de cada cinco personas desocupadas lleva más de un año intentando acceder a un empleo, lo que evidencia una problemática persistente que requiere atención especializada. La población desempleada total alcanza a 875.000 personas, con un impacto mayor en mujeres, jóvenes y en quienes solo cuentan con educación secundaria. La tasa de desempleo entre quienes no tienen un rol principal en el sostén del hogar se mantiene en un 13%, reflejando las dificultades de inserción laboral en ciertos segmentos.
En el trimestre junio-agosto 2025, los indicadores muestran una leve mejoría, con una disminución del 0,3% en la tasa de desempleo, situándose en un 8,6%, la cifra más baja desde principios de 2025 y la menor desde el cierre del año anterior. Además, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reporta la creación de 120 mil nuevos puestos de trabajo en los últimos doce meses, evidencia de una recuperación gradual respecto a meses previos. Sin embargo, una análisis más profundo revela que, aunque los puestos asalariados aumentaron un 2%, y los privados un 3,8%, el empleo público cayó un 5,7% y los autónomos experimentaron una ligera contracción de 0,16%.
Pese a estas cifras positivas, la cifra total de personas en búsqueda activa sigue siendo alarmante. 875.888 desocupados equivalentes a una cantidad significativa de población en situación de vulnerabilidad. El desempleo de larga duración, definido clásicamente como aquel en que la persona ha estado buscando trabajo durante 12 meses o más, afecta a un 17,6% de los desocupados, es decir, cerca de 154 mil personas, lo que supone un aumento respecto al 16,3% registrado hace un año.
El análisis por edad indica que los jóvenes entre 15 y 24 años enfrentan una tasa de desempleo del 20,4%, la más alta del mercado laboral, seguida por los de 25 a 34 años con una tasa de 9,9%. La ocupación en estos grupos es aún más frágil: dentro de quienes no ejercen el rol principal en el hogar, la tasa de desempleo alcanza un 13%, además de impactar a quienes tienen educación secundaria (10%) y a aquellos con educación superior completa (7,3%).
En términos de género, las mujeres enfrentan un mayor nivel de desocupación (9,3%) frente a los hombres (8%), con una diferencia significativa en cifras absolutas: 425.083 mujeres desocupadas versus 460.805 hombres. La situación también se agrava en los niveles educativos más bajos, donde la tasa de desempleo de quienes solo terminan secundaria alcanza un 10%. Además, la caracterización por rol en el hogar revela que quienes no son proveedores principales enfrentan una tasa de desempleo del 13%, en comparación con el 4,8% de quienes sí ejercen ese rol.
El economista Juan Bravo, director del OCEC-UDP, señala que “los periodos de desempleo prolongados están ligados a mayores riesgos de pobreza, deterioro del capital humano y problemas de salud física y mental”. Los datos muestran que, aunque el total de desocupados cayó en 26.477 personas respecto al año anterior, el número de desempleados con larga duración aumentó en 6.788, evidenciando una tendencia creciente en esta categoría desafiante. Este grupo de larga duración, que comprende aproximadamente 154.033 personas, representa el 17,6% del total de desocupados, y ha aumentado en comparación con el 16,3% registrado previamente.
Las cifras también muestran un incremento en las personas que tardan entre seis y once meses en encontrar empleo, alcanzando las 124.522, frente a 111.974 en el período anterior. Esto indica que, aunque algunos segmentos experimentan mejoras, la incertidumbre y la dificultad para reinsertarse laboralmente siguen presentes.
En cuanto a la distribución por regiones y grupos socioeconómicos, la mayor concentración de personas desempleadas se registra en las mujeres jóvenes, muchas de ellas con solo educación secundaria y sin un rol principal en el hogar. Esto refleja las desigualdades existentes en acceso y permanencia en el mercado laboral, y subraya la necesidad de políticas públicas focalizadas.
Finalmente, el análisis por tramo etario revela que los jóvenes de 15 a 24 años enfrentan una tasa de desempleo extremadamente alta, superando el 20%. Los adultos mayores, en cambio, presentan una tasa menor, en torno al 6,6%. Para Juan Bravo, “los segmentos con mayores dificultades de empleabilidad continúan siendo las mujeres, los jóvenes y quienes poseen menor nivel educativo”. La clave para mejorar el panorama, según el experto, radica en monitorear de manera continua la evolución del desempleo en sus distintas duraciones y en diseñar intervenciones específicas para los grupos más vulnerables.