La industria maderera y forestal de Chile ha manifestado una profunda preocupación por los efectos que traerá la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, medidas que comenzaron a aplicarse desde el día de hoy. La severidad de las restricciones ha despertado alarmas en el sector, que ya enfrenta múltiples desafíos como el robo de madera, incendios forestales, violencia rural, además del aumento de los costos laborales y energéticos.
El presidente de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), Rodrigo O’Ryan, expresó que estos gravámenes llegan en un momento crítico para la industria, que requiere respuestas inmediatas. En su discurso, destacó la necesidad de que el Estado chileno adopte medidas internas que puedan dinamizar la demanda local de madera, minimizando así el impacto negativo de los aranceles en las exportaciones y en la economía en general.
O’Ryan enfatizó en que, junto con acciones diplomáticas, es urgente implementar políticas internas que favorezcan el consumo nacional, apoyando especialmente a las pequeñas y medianas empresas (pymes) del sector y promoviendo el uso de la madera en la construcción, actividad que no solo genera empleo sino que también cumple con los compromisos ambientales de Chile. En palabras del líder gremial: “Se deben impulsar medidas que fortalezcan el mercado interno para contrarrestar la probable caída de las exportaciones”.
Por otro lado, la presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Rosario Navarro, reveló que el gremio ha estado gestionando reuniones en Washington, D.C., para abordar la situación y negociar posibles exenciones o condiciones especiales que puedan aliviar el impacto de los aranceles en las empresas chilenas que operan en EE. UU. Navarro apuntó que el efecto de estos gravámenes no solo pone en riesgo la estabilidad de varias firmas forestales, sino que también podría afectar a los consumidores estadounidenses, quienes verían elevadas los precios de los productos de madera.
En ese contexto, Mieres, analista de la plataforma de inversión XTB Latam, advirtió que la imposición de nuevos aranceles por parte de EE. UU. sobre la madera canadiense agresiva la disputa comercial entre ambos países. La medida, que se suma a los gravámenes ya existentes, podría conducir a cierres adicionales de aserraderos en Canadá, generando un encarecimiento en los productos de la región. La repercusión para el mercado estadounidense será doble: por una parte, enfrentará precios más elevados y, por otra, la producción local y de otros países ganará mayor cuota de mercado.
La implementación de estos aranceles se realiza bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que permite al presidente imponer restricciones a las importaciones si estas suponen una amenaza para la seguridad nacional. La medida ha sido criticada por su posible impacto negativo en los costos de construcción y en la cadena productiva.
En Chile, la preocupación se mantiene latente, dando paso a acciones que busquen mitigar los efectos adversos del proteccionismo estadounidense. Autoridades y gremios coinciden en que para enfrentar la situación, es fundamental fortalecer el consumo interno de madera y promover políticas que apoyen la industrialización nacional, sin dejar de lado las gestiones diplomáticas para lograr excepciones o reducciones en los aranceles.
La evidencia reciente de reuniones entre representantes de la industria forestal chilena y funcionarios en EE. UU. subraya el interés del sector en buscar soluciones negociadas y evitar un impacto mayor en la economía y en el empleo del país. La estrategia combina la presión diplomática, la innovación en políticas nacionales y el fortalecimiento de las cadenas productivas locales, con la esperanza de amortiguar los daños de una política arancelaria que, por ahora, genera incertidumbre en ambos lados del hemisferio.