China ha implementado nuevos controles de exportación sobre tierras raras, materiales críticos utilizados en tecnología de chips y en defensa, justo antes de una reunión prevista entre los líderes de ambos países. Estas medidas restringen el acceso global a estos recursos esenciales, elevando la tensión bilateral en plena escalada hacia la cita entre el presidente Donald Trump y el líder chino Xi Jinping a finales de este mes.
Estas acciones forman parte de la estrategia de Pekín para fortalecer su posición en la cadena de suministro global, afectando especialmente a la industria de semiconductores y tecnología avanzada en Estados Unidos. La decisión china llega en un momento delicado, con la atención internacional puesta en la tensión económica y política entre ambas superpotencias.
La medida, que fue anunciada el jueves, restringe la exportación de tierras raras, minerales indispensables en la fabricación de chips de computadora, componentes militares y tecnologías de alta precisión. Esto podría tener efectos significativos en la producción mundial de semiconductores, exacerbar los desafíos en la cadena de suministro global y aumentar los costos de tecnología avanzada.
Expertos advierten que esta restricción podría impulsar una carrera internacional por diversificar las fuentes de estos materiales, con Estados Unidos y sus aliados buscando alternativas para reducir su dependencia de China. Sin embargo, la reducción en el acceso chino podría ralentizar el desarrollo de nuevas tecnologías y complicar las estrategias de defensa del país.
El gobierno chino justificó su movimiento alegando la protección de sus intereses nacionales y la necesidad de regular el mercado interno de tierras raras. La comunidad internacional, por su parte, ha expresado preocupación por el posible impacto inflacionario y en la innovación tecnológica si estas restricciones persisten o se radicalizan.
A medida que se aproxima la reunión entre Xi y Trump, el mundo observa con atención si estas medidas serán una postura de negociación o indicarán un incremento en las tensiones que podrían afectar la estabilidad económica global. La incertidumbre sobre las futuras políticas comerciales y tecnológicas mantiene en vilo a los mercados internacionales, con posibles repercusiones en la inversión y en la producción de tecnología en todo el mundo.
