El apagón de internet en Afganistán ingresó en su segundo día martes, ya que casi todas las conexiones digitales y telefónicas con el exterior permanecían interrumpidas, dejando sin vuelo a los aviones y cerrando negocios en Kabul, la capital afgana. La interrupción masiva de enlaces con el mundo exterior ocurrió dos semanas después de que los talibanes señalanara por primera vez sus planes de prohibir el internet de fibra óptica. La desconexión ha afectado gravemente la vida diaria de los ciudadanos, especialmente de mujeres y niñas, quienes dependen en gran medida de la comunicación y la información digital para educarse, comunicarse y acceder a servicios básicos. La falta de internet impide que la población reciba noticias confiables, manteniéndose aislada y vulnerada en sus derechos básicos. Además, la suspensión afecta las operaciones aéreas y comerciales, provocando incertidumbre y caos. Las autoridades talibanes justifican la medida como una forma de mantener el orden y evitar contenidos contrarios a sus valores, aunque la comunidad internacional denuncia que se trata de una censura brutal y una violación de derechos humanos fundamentales. La comunidad mundial y organizaciones de derechos humanos temen que esta censura masiva sea una señal de que el país continúa en un estado de crisis, sin una vía clara para la recuperación y el restablecimiento de la libertad de expresión y comunicación. La situación se ha agravado en un contexto de inseguridad y bloqueo económico, poniendo en jaque la estabilidad y el bienestar de millones de afgano, quienes esperan que las conexiones digitales se restablezcan cuanto antes para poder recuperar su acceso a la información y la libertad en línea.
