Durante la noche, las fuerzas talibanes en Afganistán y las fuerzas paquistaníes intercambiaron fuego en una de las confrontaciones fronterizas más mortales desde la caída de Kabul en 2021. La escalada de enfrentamientos refleja la continua tensión y la acusación mutua de albergar milicianos enemigos. Las autoridades afganas informaron de una considerable pérdida de vidas, sin detallar cifras exactas, mientras que Pakistán aseguró haber eliminado a varios soldados talibanes en la zona de frontera de Shorabak. La disputa ha sido desencadenada por acusaciones de ataques aéreos y movimientos militares que han llevado a cerrar varias rutas clave y a un aumento en las alertas militares de ambas naciones. El incidente subraya la fragilidad de la estabilidad en la región y las posibles repercusiones en la seguridad regional, advirtiendo que la tensión podría mantenerse o intensificarse si no se negocian soluciones diplomáticas. La comunidad internacional pide calma y diálogo, preocupada por la escalada de violencia que podría desencadenar un conflicto aún mayor en una zona ya de por sí inestable. La situación sigue en desarrollo y las próximas horas serán cruciales para determinar si este conflicto fronterizo se reduce o se convierte en una confrontación prolongada con consecuencias más profundas para Asia y el mundo.
