Varias fuentes terrestres y visuales indican que en los últimos días, los helicópteros de la unidad élite de aviación de operaciones especiales de EE. UU., conocida como el 160th Special Operations Aviation Regiment (la Unidad de Operaciones Especiales 160), han volado en aguas del Caribe a menos de 90 millas de la costa venezolana. Este movimiento estratégicamente relevante se ha identificado mediante un análisis visual realizado por The Washington Post.
Según la investigación, este tipo de vuelos de entrenamiento y operaciones avanzadas se producen en un contexto en el que el gobierno de EE. UU., bajo la administración de Donald Trump, ha autorizado acciones encubiertas de la CIA dentro de Venezuela. La autorización presidencial ha implicado el uso de fuerzas especiales de alto nivel para supervisar y ejecutar misiones en la región, con el objetivo de ampliar la influencia y las capacidades en la crisis venezolana.
La presencia de estos helicópteros en cercanía de Venezuela marca un aumento en las actividades militares de EE. UU. en la región caribeña, y se interpreta como un intento de fortalecer la misión en esa área, posiblemente para apoyar operaciones en tierra o en el aire, así como para recopilar inteligencia o realizar misiones de reconocimiento.
El análisis también destaca que el despliegue de los helicópteros, en operaciones que parecen ser tanto de entrenamiento como de comprobación de capacidades, apunta a una estrategia de mostrar presencia y disuasión frente a las autoridades venezolanas, además de enviar un mensaje claro a los actores políticos en el país.
Esta movilidad aérea en el Caribe, a tan solo 90 millas de Venezuela, refleja un escalamiento de las acciones encubiertas en un momento donde las tensiones en la región parecen estar aumentando, y el gobierno estadounidense busca fortalecer su posición tanto en la diplomacia como en la protección de intereses en la región.
El análisis visual llevado a cabo por Post, apoyado en imágenes satelitales y rastreo aéreo, confirma que estas operaciones están coordinadas y hacen parte de una política más amplia de monitoreo y potencial intervención, la cual ha sido autorizada y supervisada desde la Casa Blanca.
A través de estas acciones, Estados Unidos continúa escalando su involucramiento en la política regional, poniendo en evidencia su capacidad militar y política para actuar en la frontera de Venezuela, en un movimiento que sin duda genera inquietudes y reacciones tanto en Caracas como en otras capitales de la región.