La mañana del miércoles, las fuerzas militares israelíes comenzaron a fortalecer su asedio a la ciudad de Gaza, anunciando que prohibirían a los palestinos volver al norte del enclave y advirtiendo que aquellos que permanecieran serían considerados “militantes y apoyadores del terror”. Desde la madrugada, Israel ha incrementado las operaciones militares en la zona, bombardeando diversas áreas y cortando el acceso a recursos críticos. La decisión de Israel de cerrar la ruta hacia el norte ha provocado una escalada en la tensión, generando preocupación internacional sobre la posible escalada del conflicto.
Al mismo tiempo, la Flotilla Global Sumud, compuesta por cientos de activistas, incluyendo a Greta Thunberg, navega hacia la Franja de Gaza en un intento de entregar ayuda humanitaria y presionar por un cese al fuego. La embarcación, que partió en ese momento desde aguas internacionales, ha sido objeto de vigilancia por parte de las fuerzas israelíes, que han declarado que consideran a los activistas como “enemigos” y que su misión podría ser considerada una provocación.
Las autoridades israelíes alegan que sus acciones buscan asegurar la seguridad de su territorio y prevenir ataques de grupos militantes. Sin embargo, organizaciones internacionales y países vecinos han criticado duramente el incremento de las operaciones, acusando a Israel de usar una fuerza desproporcionada. La comunidad internacional llama a la calma, mientras Hamas, la organización militante en Gaza, evalúa los últimos movimientos de Israel y comenta que está ponderando si aceptar o rechazar el acuerdo de paz propuesto por Donald Trump, que implicaba una serie de garantías de seguridad y reconocimiento mutuo.
La acción israelí también ha provocado desplazamientos masivos de civiles en Gaza, muchas familias buscando refugio en hospitales y escuelas de la ONU. La crisis humanitaria se intensifica, y organismos de ayuda advierten que si la situación no se estabiliza pronto, la población civil enfrentará consecuencias aún más graves.
A nivel diplomático, EE. UU. ha pedido a Israel que reduzca la intensidad de sus operaciones y que mantenga abiertas las comunicaciones con Hamas para evitar una escalada mayor. Por su parte, países árabes continúan presionando para que se reanude negociaciones de paz y exhortan a Israel a retirar sus fuerzas y negociar en un marco de diálogo y respeto a los derechos humanos.
El peso de las decisiones que tome Hamas en las próximas horas será crucial para determinar si se llega a un acuerdo de paz o si la violencia continúa en aumento, generando una crisis que podría extenderse a toda la región si no se logra una intervención efectiva y coordinada. Mientras tanto, la comunidad internacional monitorea de cerca los movimientos militares y prepara respuestas para paliar una posible escalada que pueda afectar la estabilidad regional y la seguridad global.