Ha sido un sitio de enterramientos por la peste negra, un monasterio y un astillero de la Marina Real, además de ser el epicentro de la producción de monedas como la Royal Mint. Pero un terreno privilegiado en Londres podría enfrentar su mayor transformación hasta ahora: convertirse en un vasto sitio diplomático chino conocido en los medios británicos como una “super-embajada”.
La propuesta de China para una gran embajada junto a la Torre de Londres, cerca de cables de comunicaciones críticos, ha suscitado serias preocupaciones de espionaje. China ha calificado estas acusaciones como “difamación”.
La ubicación propuesta, Royal Mint Court en el distrito de Tower Hamlets, ha sido históricamente un lugar de importancia por su historia de enterramientos, su monasterio y su laboratorio de producción de monedas. Sin embargo, ahora está en el centro de un debate sobre su futuro. La prensa británica ha comenzado a referirse a ella como una “super-embajada” de China, ya que las autoridades del país asiático planean construir una sede diplomática de gran tamaño en ese espacio.
Este proyecto ha alarmado a las agencias de seguridad y a expertos en espionaje, quienes temen que la embajada gigante pueda convertirse en un centro para actividades de vigilancia e hacking. La cercanía a los cables de comunicación, incluyendo cables subterráneos que conectan Londres con otras partes del mundo, incrementa el riesgo de espionaje y actividades clandestinas.
El gobierno del Reino Unido ha reaccionado con cautela. Han declarado que están evaluando cuidadosamente la propuesta y que continuarán vigilando de cerca las actividades relacionadas con la embajada. La preocupación principal radica en que un espacio tan estratégico y cerca de cables de telecomunicaciones vitales pueda ser utilizado por China para obtener información sensible y llevar a cabo operaciones de hacking.
China, por su parte, ha negado las acusaciones, calificándolas como difamación y una campaña de desprestigio. Los funcionarios chinos sostienen que la construcción de la embajada es una iniciativa diplomática legítima y que no tiene ninguna intención de espionaje.
El problema se ha intensificado en medio de tensiones geopolíticas, donde las relaciones entre China y Occidente se han vuelto más tensas. La comunidad de inteligencia británica y sus aliados están en alerta, preparados para responder a cualquier actividad sospechosa proveniente del nuevo proyecto.
En términos técnicos, expertos en ciberseguridad advierten que una embajada de tamaño gigante cerca de cables de comunicaciones puede facilitar el espionaje digital, incluyendo interceptación de datos y actividades de hacking. Además, la posible presencia de tecnología avanzada en la embajada, como sistemas de vigilancia y comunicación, refuerza estas preocupaciones.
Por el momento, el futuro de Royal Mint Court en Londres sigue en duda. La evaluación oficial del gobierno británico continuará, pero las preocupaciones sobre vigilancia, hacking y seguridad en medio de las tensiones internacionales siguen siendo altas. La comunidad internacional observa con atención cómo Londres maneja esta propuesta y qué medidas se tomarán para proteger su infraestructura crítica.