En una clara derrota para Rusia, el partido pro-europeo obtuvo una mayoría en las elecciones parlamentarias de Moldavia, fortaleciendo la postura del país hacia un ingreso en la Unión Europea y alejándose de la influencia rusa. El resultado representa también un revés en los esfuerzos más amplios del Kremlin por mantener un control estricto sobre los antiguos estados soviéticos y evitar que estos se alineen formalmente con Occidente. La victoria se traduce en un respaldo firme por parte del público moldavo a la ruta pro-europea del partido gobernante. Sin embargo, las acusaciones de injerencia rusa en las elecciones continúan sembrando dudas y tensiones en la región, aumentando las dudas sobre la estabilidad del proceso democrático en Moldavia. La comunidad internacional ha expresado alivio por el respaldo ciudadano a la integración europea, en un momento en el que las presiones externas, principalmente desde Moscú, buscan influir en los procesos soberanos de los países del este europeo. La victoria del partido pro-Europa en Moldavia es vista como un paso decisivo hacia la consolidación de un Estado más cercano a las instituciones europeas, en medio de un escenario de tensiones geopolíticas en aumento.
